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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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27-02-2013

 

 

 




ESTA TARDE

SURda

 

 


Gabriel -Saracho- Carbajales


En apenas dos horas más, una multitud de pueblo trabajador enojado pero todavía esperanzado en que se haga realidad la utopía de la “igualdad (burguesa) ante la ley”, ganará las calles céntricas de Montevideo para expresar una vez más su cuestionamiento a las genuflexiones de una casta política profesional, abroquelada –con matices, pero abroquelada-  en su obstinada determinación de frenar cualquier avance que signifique someter a juicio y castigo a la otra casta, la “cívico-militar”, la que sigue cometiendo el cobarde y actual delito de lesa humanidad de mantener “desaparecidos” a un importante número de mujeres y hombres orientales a quienes se ejecutó salvajemente en el ciclo fascista iniciado a fines de los ´60 y cuyos cuerpos no “aparecen” por orden de los altos mandos no solamente militares, firmemente resueltos a seguir ejerciendo así el terrorismo estatal con la esperanza de que éste actúe como “garantía” de que el enojo popular, por este motivo y por otros que también tienen que ver con la impunidad intrínseca y cotidiana del sistema, no se convertirá en movimiento popular resuelto a alzarse contra la clase dominante toda (o sea, contra todas sus castas y todos sus atropellos).

La obra de destrucción anímico/organizativa del pueblo comenzada una vez derrotadas sus organizaciones armadas, prosigue parada en los pedales de una estrategia gorila, que, debemos admitirlo, les ha dado muy buenos dividendos, mucho más si tenemos presente cómo hemos quedado divididos por la ausencia de autocríticas que siguen postergándose y por el triunfalismo de un revisionismo renegado y peligroso, no solamente omiso en la autocrítica, que juega con fuego y que lo hace valiéndose de un populismo totalmente funcional a los intereses del poder, de múltiples discursos y de incesantes engaños a la buena fe popular.

Lo que pueda ocurrir dentro de dos horas con esta convocatoria de movilización suscrita por muchos de los que boicotearon la rosada, es impredecible.

Hay mucha gente podrida de hipocresía, de manipuleos y de absoluta falta de humildad como para asumir de una vez por todas que se está gobernando en función de intereses que no son ni los del pueblo ni los de la nación.

Hay motivos de sobra para la exacerbación de subjetivismos imposibles de controlar o sofrenar así nomás…

Y hay mucho facho redeseoso de sumar más perlas al siniestro collar del terrorismo de Estado.

Es impredecible, sí.
Pero ocurra lo que ocurra –y ojalá sea algo que se parezca a un atisbo de unidad y sintonía por abajo, desde abajo, y para crecer en resistencia-, si es jodido, será entera responsabilidad de estas mismas castas abroqueladas de hecho en la defensa de todo lo impune acumulado en décadas y décadas de ninguneo de la voluntad del pueblo trabajador, mediante el engaño o mediante el desconocimiento de sus decisiones soberanas.

La suerte está echada, y a partir de hoy empezó la muerte total y definitiva de la imposible conciliación de clases y la de las máscaras y caretas de una falsa democracia que ha vivido y sobrevive gracias a la ingenuidad popular.

Esta, nuestra ingenuidad popular, es la que empezará a agonizar esta misma tarde en este país destrozado por fascistas y oportunistas de toda laya, que a pesar del carnaval y el cómo te digo una cosa te digo la otra, ha podido entrever en los gestos de nepotismo de la SCJ, el verdadero rostro del sistema capitalista: el rostro de la mentira y la desvergüenza de los que han creído que la política es el arte de dominar sin un gramo de ética ni consideración por los sentimientos de los abajo.

Gabriel -Saracho- Carbajales

25 de febrero de 2013

 


 
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